Seguramente te hayas planteado alguna vez la pregunta acerca de qué hace un consultor y cómo debe trabajar ese consultor en tu empresa. No siempre sabemos cómo debe trabajar un consultor y qué debe a portar a nuestra organización, en este artículo vamos a tratar de desgranar cómo trabajamos y qué aportamos a tu empresa.
Es posible que en algún momento te hayas planteado contratar a un consultor pero la incertidumbre se haya apoderado de tu decisión. Seguramente, por falta de confianza. Es habitual pensar que un desconocido no puede aportar mucho a tu empresa, que nadie mejor que tú conoce tu negocio.
Para empezar, lo primero que debe hacer un consultor es un profundo análisis de todos los factores y aspectos que componen tu empresa, siempre y cuando se trate de una consultoría 360 grados.
Esta tarea implica que se han de llevar a cabo conversaciones con todas las partes, desde los directivos y los más altos cargos hasta los trabajadores. Además del análisis del personal y de las relaciones internas que se mantienen entre los miembros de la empresa, se han de estudiar otros muchos aspectos para desarrollar correctamente la consultoría y todos ellos tienen mayor relevancia de la que aparentan: procesos de trabajo, herramientas a utilizar, materiales, mercados a ocupar, estrategias de marketing y comunicación, relación interdepartamental y un largo etcétera de factores influyentes en el desarrollo de cualquier negocio.
Por otra parte, también han de analizarse los factores de gestión de la compañía así como su plan de estrategia empresarial, que obviamente tienen un papel muy importante dentro del éxito del negocio.
En base a estos datos el consultor debe proceder a investigar cuáles son las áreas de mejora a tratar o cuál es ese factor que frena el crecimiento, que genera pérdidas o que implica cualquier otro aspecto a corregir. También cabe la remota posibilidad de que todo funcione de forma adecuada, ocurre en contadas ocasiones, y que simplemente no haya que corregir nada, sino más bien aportar un valor añadido a la compañía.
Llegados a este punto, cabe señalar que un consultor lo es porque tiene títulos universitarios que le son de utilidad en el correcto desarrollo de la actividad empresarial acompañados de una gran experiencia a sus espaldas con respecto a la materia. Esto lleva implícito que sabe lo que se hace y que, al desarrollar una consultoría, sabe cómo investigar para dar con el problema, estudiarlo y darle solución; la experiencia del consultor en distintos sectores de la economía y en diferentes organizaciones es fundamental.
Una vez se ha desarrollado el análisis llega el momento de plantear una estrategia. Para plantear esta estrategia es imprescindible establecer prioridades de actuación, ponerlas en común con la dirección de la empresa en base al resultado de la fase de análisis y una vez tengamos claro cuales son las debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades de nuestra empresa.
El trabajo de consultoría no se basa únicamente en detectar problemas o áreas de mejora, se basa en encontrar nuevas ideas no contempladas anteriormente -siempre se dice que se trata de aportar un valor añadido– y potenciar los factores que ya de por sí sean positivos, explotando así las oportunidades y fortalezas mencionadas anteriormente.
Una vez llegados a este punto, ¿hemos terminado? Para nada, ahora comienza el trabajo de verdad. Un consultor debe realizar un trabajo de seguimiento y puesta en marcha de las acciones tomadas, trabajar por proyectos establecidos es la mejor de las opciones. Poner en marcha el primero de los proyectos y llevarlo al éxito va a generar la confianza que el empresario necesita, no solo el empresario, si no la organización al completo.